Los Marañones: Sigüenza, 18 de julio de 1998

El primer concierto de Joaquín Talismán como miembro oficial de Los Marañones. Allá él.

Salimos hacia Guadalajara en la furgoneta de Carlos Turbina. Juanfra Mendrugo dirige la operación. El grupo, los de siempre: Miguel, Joaquín, Román y Pedrín. Tenemos mapa (de momento).

¿Cómo se va a Sigüenza? ¿Será por aquí? ¿Será por allí? Déjame el mapa a mí, que tú no lo entiendes. Eh, mira, pasamos por un lago, a lo mejor podemos bañarnos. Eso no es un lago, atontao, es un pantano. Da igual. Yo no he traído bañador. Total, que después de ¿cuánto? ¿300 horas de viaje?, llegamos a uno de los desvíos cruciales. De momento vamos bien, enseguida tenemos que llegar al lago. Querrás decir al pantano. El aire acondicionado funciona perfectamente: todas las ventanas van abiertas. De pronto Miguel grita, "¡Allí, allí está el agua!" Y señala por la ventanilla con el mapa en la mano. Adiós al mapa.

En cualquier caso llegamos al presunto lago. Primero le preguntamos a un lugareño que estaba pescando en el pantano dónde bañarnos. No parece entender por qué la gente se baña allí. El sitio es grande, hay gente con yates haciendo esquí acuático (bueno, en realidad, neumático acuático). Se bañan. Como hay bastante agua los árboles están hundidos y sólo sobresalen del agua las copas. Muy curioso.

Seguimos camino, y a muy poca distancia del pantano nos encontramos con un pedazo de central nuclear de película. Los que no nos hemos bañado nos pasamos el resto del viaje mirando a los demás esperando que se pongan verdes y empiecen a salirles tentáculos y nuevos ojos. De momento no ha pasado nada.

Con mapa o sin mapa tenemos que llegar a Sigüenza. No debe ser tan difícil. Y llegamos. ¿Dónde es? En la Plaza de Toros. Vamos a buscar la plaza de toros. Nos salimos del pueblo. Volvemos para atrás. Oiga, ¿la Plaza de Toros?

Cuando llegamos todavía es de día. Allí están los de Porretas desesperados, llevan allí al sol (en ningún sitio hay más sol que en una plaza de toros) toda la tarde y todavía no han probado sonido. Vamos al camerino, que está junto a la enfermería. Es una habitación pequeñita donde pretenden que nos metamos los tres grupos. Al final ocupamos la enfermería. No hay heridos.

Mientras prueban los demás nos damos una vuelta por Sigüenza. Es bonito el pueblo este. Entramos a un bar heavy. Unos chavales me preguntan una cosa muy rara. ¿Qué? Repiten. Sin haber entendido las palabras exactamente deduzco que me están preguntando si llevo algo para pasar. ¿Es que tengo cara de traficante?

Dentro del bar hay un mural surrealista que nos lleva a una profunda discusión sobre el significado de los dibujos. Llegamos a la conclusión de que es una historia del pasado, presente y futuro del universo. Después del concierto conocimos a la autora del mural, pero antes de profundizar sobre la temática de su obra se fue con su novio.

Vamos a la pensión. Es una casa castellana antigua. El cuarto de baño (en la planta baja, una gran habitación vacía con suelo de cuadros y bañera al fondo) parece el lugar apropiado para suicidarse si te llamas Marat.

Empieza el concierto. Vamos tocando y unos chavales se me acercan entre canción y canción desde debajo del escenario. ¿Lleváis algo para pasar? Pero bueno, ¿es que de verdad tengo cara de traficante?

Luego tocan Bella Bestia. Es su último concierto con ese nombre (sólo queda uno de la formación original). A partir de ahora parece ser que se van a llamar Beethoven (aunque creo que aún no es definitivo). Viendo el concierto comprendemos al fin la diferencia entre heavy metal y trash metal, pero es muy difícil de explicar con palabras. En un momento dado el cantante grita, "¡He dicho sexo!", lo que directamente se convierte en la frase más repetida del resto del viaje. Para acabar, Porretas. Con su bota de vino y su bocata salchichón (y el tomatico restregao, añaden Miguel y Turbina, cosa que a Luis no le parece mal).

Nos acabamos los bocadillos y nos vamos todos al bar heavy de nuevo, a jugar al futbolín. Cuando empezaba a calentarme nos vamos a la pensión. Vaya.

Al día siguiente nos vamos levantando y nos vamos buscando por todos los bares de desayuno y tapeo de la zona. Cuando conseguimos reunirnos nos volvemos para Murcia. Sin mapa. Como los valientes. Volvemos a pasar por la central nuclear y por el lago o pantano. No hay suerte y no encontramos el mapa al borde de la carretera.

Descargamos el equipo en el ensayo y decidimos tomarnos un par de semanas de vacaciones hasta el próximo concierto. Continuará...

Román.
Los Marañones