Rock & Tipo, nº 8, febrero de 2000
Cuando uno tiene melodías para parar un tren, poco importa que la fama no llame a tu puerta: eso es lo que deben de pensar los chicos de Los Marañones, que vuelven a sacar un disco repleto de canciones de pop inconmensurable. Desde Murcia con amor, música de la que nunca morirá.
Ya pasan de la docenita los años que Los Marañones han empleado en hacer sonar sus canciones, y nada, que el éxito no les da la cara. Y mira que, desde el principio, han contado con lo más importante en el mundo de la música: canciones, canciones de pop preciosista y atemporal que pueden gustar a cualquiera que disfrute con las melodías cuidadas y los estribillos irresistibles. "Nosotros no nos consideramos de la vieja guardia ni nada por el estilo, porque siempre hemos sido igual de actuales, sin pensar que nuestra música venga de otros tiempos. En cuanto a lo de haber estado siempre en esa segunda división que no nos ha hecho llegar a mucha gente... no sabemos la causa, la verdad. Suponemos que es cuestión de suerte".
Otra de las causas posibles es el hecho de que sean de Murcia y, en todo el tiempo que llevan trabajando, no se han planteado siquiera el dejar su tierra para emigrar a capitales más animadas musicalmente. "Sí, en lo que se refiere a infraestructura precaria y hallarnos lejos de todo el cotarro, sí que ha influido. Pero desde el punto de vista anímico, lo de trabajar en Murcia es ventajoso: el clima, la buena vida que se lleva... Este nuevo disco lo hemos grabado en un estudio en la huerta, relajados, sin tener que meternos en un sótano". Disco que, por cierto, ha salido en Alkilo Discos, el sello de sus queridos Los Enemigos. "Los primero que grabamos hace años, un par de canciones para un recopilatorio, lo produjo Fino. Coincidimos hace poco con él y nos dijo que, cuando quisiéramos sacar algo, él nos lo editaba, y así ha sido".
El resultado es 'Shangri-La', un álbum que, ya desde el propio título y algunas de sus melodías, trae a la mente el recuerdo de The Kinks. "Siempre hemos querido ser los Beatles, y nos quedamos en los Kinks (risas). Es cierto que buena parte de nuestro sonido le debe cosas a la segunda mitad de los sesenta, pero no intentamos recuperar ese sabor, sino adaptarlo al momento que vivimos. Por eso es tan variado y hay arreglos de bossa y pinceladas de psicodelia. Mira, desde el principio tenemos algo muy claro: que lo que más nos importa no son los adornos, sino la esencia de las canciones. Hemos rehuido las etiquetas, y quizá ahí tengas otra razón para que haya sido difícil vender nuestra música; pero es que a nosotros nos ha preocupado únicamente hacer melodías bonitas de pop, y hemos avanzado en el tratamiento de los temas haciéndolos poco sofisticados, apoyando la sencillez que puedes encontrar en este disco".
Volviendo a lo de las referencias de los sesenta, en esa peculiaridad puede radicar otra cortapisa para el grupo: hablar de grupos que han desaparecido hace un buen montón de años no sitúa demasiado a las nuevas generaciones de aficionados a la música. "No, no creo que ocurra eso. Piensa, por ejemplo, que muchas de las nuevas bandas comparten ese concepto: Blur, Teenage Fanclub y otros no son para nada ajenos a los chavales. Además, un montón de gente hace versiones de aquella época que triunfan".
Pero seguro que ninguno tiene el humor de Los Marañones; porque, si hay algo que realmente caracteriza todos sus discos, es el tono simpático de sus letras. "No sé si todos entenderán nuestro humor, pero incluso en los momentos más pretendidamente místicos de este álbum volvemos la tortilla a lo que contamos. Nos encanta reírnos hasta de nosotros mismos y hablar de forma espontánea; por eso, 'Espío a mi vecina' salió de una vecina que tengo yo, que está muy bien y nos pasamos un día mirándola desde mi ventana. O 'Mis mejores cassettes', que habla de alguien que ha terminado una relación y sólo se preocupa de las cintas que ha perdido".