Después de 5 horas intensas, llegamos a Cartago Nova y no se si será el destino o qué, pero el hotel que cogimos estaba a tan sólo 10 minutos de la Sala Sirocco. Bueno, después de descargar las maletas, hicimos un rápido reconocimiento del lugar y asi pasó el tiempo hasta que llegó la hora de cenar, en la que habiamos quedado con otros 2 inconfundibles del clan: Inma (fotógrafa oficial) y Miguel (chico "chapó"), en el puerto. Cuando ya habiamos hecho las presentaciones pertinentes, oimos unos sonidos de guitarras, baterías... eran ellos que estaban ensayando.

Así que ni cortos ni perezosos, cual Don Quijote y Sancho, nos dirigimos hacia el lugar en concreto y allí estaban los 3... Yo no sabía qué hacer porque les tenía delante y no les conocía de nada, así que allí se empezaron a dar besos y hablar como si fueran uno mas de nosotros... yo la verdad estaba supercortada pero bueno gracias a su calor y su humanidad pues me hicieron una mas.

Tras la cena empezó el concierto... ¿Qué deciros? ¿Qué comentaros? Para mí fueron 2 horas mágicas, 2 horas en las quedé hipnotizada por cada una de sus letras, por cada nota que tocaban, por cada aplauso que se oía... Cada uno tenía lo suyo. Román el genio del bajo y el más carismático, Pedrín parecía sacado de la película "El señor de los anillos" y Miguel ese ser que transmite tanto con tan poco y que tiene algo que hace que su guitarra sea una prolongación de su cuerpo.

Tras el concierto la sala se fue quedando vacía, sin nadie... pero quedamos nosotros 4 más ellos, mis ídolos desde ese momento. No paramos de hablar del concierto, de las canciones, de las anécdotas... y allí fue donde Javi me
regaló mi primer disco de Los Marañones (El Mundo al Revés) y el cual me lo dedicó mi Miguel Bañón.

Ana