Rotativo gráfico semanal, nº 1459, año XXVIII, Madrid, 19 de diciembre de 1967
Isidoro PENIN CASTILLO
En la vida artística se llama Emilio el Moro. En la vida privada, José Jiménez Gallego. Su única obsesión, hacer reír más al público. Cuando descansa lo poco que le dejan, practica su deporte favorito, que es la pesca submarina. Cuando trabaja en los escenarios, estudia sobre la marcha, a fin de que los públicos sigan siendo felices con él.
Una de sus pasiones es la lectura. Lee, según nos dijo, todo lo que puede digerir su corta inteligencia... Su virtud más acusada, resignarse con todo lo malo que le puedan hacer.
Nació en Melilla, en la carretera del cementerio, el día 2 de noviembre del año 1923. Su carácter es el mismo en el teatro que en la calle. Siempre procura divertir a cuantos le rodean.
No tiene estudios superiores, aparte los propios de su carrera artística. Dice al respecto: "Soy analfabeto como todo el mundo, puesto que nos moriremos ignorando el noventa y nueve por ciento de las cosas."
Ha viajado más que un Ford del año 1930, en el supuesto de que tal vehículo continuara en circulación. Y añade: "Sé cinco idiomas. Tengo cinco mudos de distintas nacionalidades que son amigos míos. En cuanto al país que más me gusta de todos los que conozco, me quedo con el que nos dicen que veremos después de la muerte."
Su mayor alegría y satisfacción, ser como es y estar como está hoy. Su mayor contrariedad, cogerse los dedos con un baúl.
Lleva interpretados 899 números, todos grabados en discos y todos con el mismo éxito siempre. Arregla personalmente sus actuaciones, busca los gestos más originales, de más efecto, y su vestuario, etc. Es maestro en el arte de la caracterización. Nadie de su familia se dedica a su profesión; empero, Emilio el Moro está seguro de que en el fondo sus familiares más íntimos son como él. Un sueño que le agradaría convertir en realidad es poder pescar un día un tiburón de siete mil kilos. Su máxima aspiración profesional, trabajar sin interés alguno para los que lo necesiten y merezcan ser felices.
Le encanta la Física y, por lo tanto, el deporte (pesca submarina, como queda dicho; boxeo, fútbol, etc.). Y los toros. Culturalmente es belicoso. Lo mismo le da leer la "Historia de la Filosofía" que "La segunda guerra mundial". Los homenajes más sobresalientes que ha recibido y recibe son los que le deparan su esposa y sus hijos cuando se ausenta del hogar para trabajar. Entre sus proyectos figura el de estrenar un número en TVE, en el que no cantará, ni hablará, ni tocará la guitarra.
Particularmente, le da igual, desde hace años, vestir bien o regular. Sus colores preferidos son los de la primavera.
Finalmente, Emilio el Moro lanza el siguiente mensaje a los lectores de DIGAME: "A todos les envío un abrazo muy fuerte, tanto si son personas de buena voluntad como si no lo son. Y un consejo: reír, reír hasta que las dentaduras postizas y las no postizas se caigan al suelo y nos demos, ustedes y yo, con la punta de la nariz en la barba."
En Melilla a los 6 meses de edad
Su hermano Salvados y él (dcha. con gorro) con 4 años
Madrid, 1927 - Verbena de la Paloma
Madrid 1950 Sus comienzos
Actuando en Teatro Reina Victoria, Madrid 1951
En Melilla con Valderrama
Hijo Emilio disfrazado como su padre - 1956
Con sus padres y hermano - Oran 1960
Enrique Montoya-Juanita Reina-Emilio El Moro - 1962
Pepe Pinto, la Niña de los Peines y él - Sevilla 1963
Sus hijos, Emilio de 16 años, Alejandro de 7, Pilar de 6 y su esposa Dª. Pilar - Diciembre 1964
El Corodobes, La Paquera y Emilio. Año 1965
Con sus hermanos Salvador, Rafael y Ángel y un sobrino - 1966
Fernanda Utrera, Emilio, Bernarda Utrera, Enrique Montoya, La Paquera y otros - 1966
Submarinista
Emilio 1967
Hijos y sobrinos en su finca de Orite
Gracias especiales a Vicente Baños Galindo por las fotos y el artículo.