Por Blas Fernández
Cuestión de (mala) suerte o de la (i)lógica del mercado, el caso es que Los Marañones nunca han contado con el respaldo que su propuesta sin duda merece. Seremos pocos los que así lo apreciamos, pero fieles. Y también agradecidos, porque cómo no serlo cuando el trío liderado por Miguel Bañón —quizá uno de los mejores vocalistas del rock español y uno de sus más finos guitarristas— vuelve a servirnos otra de sus encantadoras colecciones de canciones. Más pop y menos añejos que en entregas precedentes, rozando el cielo.
Da gusto de vez en cuando escuchar discos con una personalidad propia y el la que se puede apreciar como una banda hace realmente lo que le gusta sin preocuparse de modas ni corrientes, aunque eso provoque el llevar años y años en el mundo musical y no tener el reconocimiento que se merecen, como sucedió con gente como Enemigos, Cardiacos o Proscritos, por poner algunos ejemplos.
De ese modo de la mano de Santo Grial LOS MARAÑONES presentan su nueva grabación bajo el título de "El mundo al revés" y que es el tema que se encarga de abrir el disco y mostrar la vertiente más comercial de la banda, con un corte en línea muy pop-rock pegadiza; a continuación el grupo se destapa con un "Japón", corte que por su sencillez y calidez te deja un poco descolocado, pero te hace preguntarte ¿Qué vendrá después?, pues "Atrapado", posiblemente el mejor tema del disco, en el que con diversos cambios de ritmo muestran su ambiente más festivo que te arrastran a otros tiempos.
Poco a poco se van desgranado los 13 temas del disco en el que se pueden escuchar la bonitas melodías de "Estás sola" o "El sonido del silencio", el desfase de "Esquizofrenia" o "Bla bla", los ritmos psicodélicos de "Hace calor" o "No me llames"
En fin, discos como estos hacen que se siga apreciando la música en esta época en la que lo que más abundan son los clones de las bandas internacionales. Los Marañones vuelven a poner a Murcia en uno de los puntos más altos del panorama nacional
En resumidas cuentas, un gran disco que pasará sin pena ni gloria aunque sea muy bueno, cosas de la vida y que no decaiga Marañones
Reconvertidos en trío tras la salida de Joaquín Talismán del grupo. La marcha fue acogida con lágrimas por la madre de Joaquín, porque siempre creyó en los tréboles rosas. Sólo quedan tres, como el quinteto de la muerte. Toque de los Enemigos, sonidos de guitarras acusadas, pero con ritmo salsero y carisma de Ronaendiño. Estoy silbando la de "Soy minero", "Atrapado" o "El mundo al revés". Se acoge rápido al seno materno.
Por Daniel Vega
No se muy bien que decir de este grupo que obviamente es uno de los cientos que circulan por los garitos haciendo rock and roll en directo. Los Marañones, suenan a eso, a garito de birras y a rock un poco pretérito y algo simplón para ser escuchado a palo seco en casa. Cuando vi el título de los temas de este Cd pensé que quizás era un disco de versiones "Hace Calor", "Japón", "Soy Minero", "Bla, Bla", son títulos que desde luego nos evocan otros grandes éxitos made in spain, pero no, en este caso son composiciones propias de Los Marañones que además nada tienen que ver con sus homónimas. Dede luego, hay temas que me producen curiosidad, como ese medio reagge "El Sonido del Silencio" o "Bla, Bla" y "Dónde Estará", en el que la utilización de las guitarras sobre unas bases y sintetizador es lo más novedoso del disco. El resto me resulta algo monótono, la verdad.
Leo en su web que este es el quinto disco del grupo y que a sus espaldas tienen también varios mini-cd. Una carrera labrada en directo y con cambios en su formación que hoy desembocan en este trabajo que tengo entre manos y que intuyo que agradará a sus fans. Yo, hasta que no los vea en directo...
Por J. E. Gómez - IndyRock
Aires de rock a la vieja usanza, canciones cargadas de ritmo y buenas vibraciones. Es lo que siempre han hecho Los Marañones y, en contra de las tendencias, no reniegan de ello. Guitarras frescas e hirientes con la candencia y armonía de la voz de Miguel. Los Marañones publican su séptimo disco. El trío formado por Miguel, Román y Pedrín, han utilizado en esta ocasión sonidos pregrabados para concebir un viaje desde el pop setentero al rock con raices cercanas al R&B y al soul. Huyen de clasificaciones. Su música es fruto de muchos años de escenarios y composiciones. Gustan de la libertad creativa frente a las etiquetas. Plantean una inmersión en los sonidos garajeros y del grunge con un título cargado de significado "Soy minero". Crescendos y una magnífica base rítmica. Los Marañones tienen mucho de decir en un panorama musical en el que abunda la crisis de identidad.
Por J. Otón
El mundo al revés es la nueva apuesta de Los Marañones. Un disco que vuelve a mostrar al grupo murciano crudo y en estado puro. Camino de convertirse en una banda de mito, hacen una parada para dejarnos este séptimo disco que ha tardado casi dos años en ver la luz.
Si el mundo no estuviera al revés, Marañones no estaría tan lejos de la venta al por mayor. Sabiendo conservar la autenticidad inicial, no buscan acoplarse a las nuevas tendencias sino expulsar algunas de las muchas composiciones que tienen en la recámara. Trece temas con el sonido característico del trío inicial: guitarras afiladas, base rítmica contundente y composiciones de Miguel Bañon, Ricardo Perpén y Román García, consiguen dar de nuevo con la formula mágica que hace de cada uno de sus discos algo especial.
Además de colaboraciones de interés como la de Santiago Campillo, Pepe García, Antonio López, Tico o Fransuá González, encontramos los teclados de Carlos Campoy o las guitarras de Joaquín Talismán, colaboradores habituales de Los Marañones. Vientes y electrónica aparecen sin perder el sello personal del trío. Las letras son historias contadas de principio a fin, experiencias propias y una visión muy particular de la realidad.
Hasta febrero no podremos verlos en directo, pero de momento disfrutemos de este nuevo trabajo ya disponible. Grabado en los estudios SC Records bajo la dirección de Javier Toral, este nuevo trabajo gustará a los seguidores del grupo, autor de grandes trabajos como La Revolución, Quiero bailar agarrao o Matando el tiempo, entre otros.
Por Jaime Gonzalo
Eclipsados por M-Clan, Los Marañones son uno de los secretos mejor guardados de la huerta murciana. Dieciséis años de carrera y siete álbumes dan pistas fehacientes de la categoría de este trío que negocia pop irónico con rock de sutiles guitarras y un r&b cortado en finas rodajas. Señorial, su nuevo trabajo es un dechado de eclecticismo y equilibrio, personal acopio de canciones con ganas de explicarse y sensaciones que expresar.
Por Q.P.V.
Sus guitarras conservan el regustillo del R&B, el poso de aquellos años salvajes, los del incendiario himno Has hecho mal. Pero como Enemigos, Del Tonos o sus paisanos M Clan, Los Marañones deceleran el ritmo con el paso de los años, componen a ritmo pausado y ganan, no obstante, finura en los textos, ironía y buen hacer. En este séptimo trabajo, El mundo al revés, el trío murciano se autoproduce un cancionero adulto y con enjundia. En Soy minero reconocen más influencia de Neil Young que de Antonio Molina.
Un equilibrio admirable entre esos rasgueos de 'made in Miguel' ("El mundo al revés", "Atrapado"), el encanto pop ("Japón", con ese aire de banda sonora setentera, entre el easy listening y el funk blanco), el rock ácido ("Hace calor"), la psicodelia ("Bla, bla") y un novedoso modo de afrontar los arreglos. Vamos, Los Marañones renovados y sin embargo más marañones que nunca. Tiempo muerto.
Por Mariano Fernández
Pues sí, el mundo al revés. Sólo de esta manera puede entenderse que la banda de Miguel Bañón, Pedrín Sánchez y Román García permanezca en este injusto anonimato. Parece mentira que el grueso de los aficionados al mejor pop no conozcan trabajos como "Shangri La" (Alkilo, 1999) o "Matando El Tiempo" (Edel, 1997), que el del rock sudoroso no haya disfrutado de "Los Marañones" (Edel, 1996) o "La Revolución" (La Fábrica Magnética, 1994), y que el del R&B no lo haya hecho de "Quiero Bailar Agarrao" (Cambayá, 1992) y "Experiencia Negra" (Otro Mundo Verde, 1989). Donde otros renuncian y desesperan, ellos se lo toman con calma, quizás con la certeza de que ni tienen por qué, ni van a llegar a ninguna parte, salvo a completar otra fabulosa colección de canciones. Con la colaboración en la composición, una vez más, del fundamental Ricardo Perpén —guitarrista marañón hasta después de "Experiencia Negra"—, no existen fronteras entre los géneros. Así las cosas, en un lujo asiático escuchar "Lo diré" y "Hollywood", dos de esos cuelgues que tanto abundaron en su primera época. No digamos ya la deliciosa "Japón", de obligada escucha radiofónica en un mundo menos absurdo. Como Sly Stone acompañado por The Mothers, y acercándose al dub, suenan en "Bla, bla". Un vibrante órgano, arpegios saturados y la estupenda voz de Miguel nos traen ecos del NRA en "Hace calor". "Soy minero" —procedente homenaje a Neil Young—, "Atrapado" y "El mundo al revés" representan la parte más indómita del disco, ¡pocos son los que manejan guitarras de ese carácter!
por Eduardo Izquierdo
El 2004 no fue mal año del todo para la música nacional, diríamos que, incluso, los músicos de este país han sido capaces de entregarnos grandes discos, y uno de ellos es, sin duda, el séptimo trabajo de Los Marañones o, lo que es lo mismo, Miguel Bañón, Pedrín Sánchez y Román García. Este "El Mundo al Revés" no es disco improvisado,desde luego, ya que en su génesis ya ha sido un trabajo elaborado, pensado y que devuelve a la banda al primer lugar del rock patrio.
El disco contiene de todo, y Los Marañones demuestran, una vez más, que no le hacen ascos al blues, a las guitarras potentes, a las voces sudorosas, a las armonías más densas y a las letras más complejas para dar forma a una amalgama de sonidos y sensaciones que pocas veces se consiguen en el rock de este país. Bañón está espléndido en su faceta de vocalista, en unas canciones muy bien ejecutadas por una banda más que compacta a pesar de la poca producción discográfica que, desgraciadamente, nos ofrecen. No puedes sino disfrutar con temas como "Soy Minero" donde se homenajea a Neil Young, "Japón" que nos devuelve al mundo de los viajes por el que ya deambulamos en el anterior disco "Shangri-La", la pegadiza "Esquizofrenia", el medio tiempo hipnótico de "Hollywood" o la potente "Atrapado". Sobrados de personalidad, esta banda se engrandece disco tras disco. Sin duda, una de las grandes alegrías del pasado año.
Por Alfonso
Tras cinco años de espera regresan Los Marañones con este su séptimo trabajo. La mítica banda murciana, tras 18 años de carrera, vuelve a mostrarnos que estamos ante una banda única, donde las etiquetas de poco sirven para hablar de su música y la atemporalidad es una característica omnipresente en sus composiciones. Tendremos que conformarnos con decir algo tan genérico como que son una banda de ROCK. Este "El mundo al revés" son trece canciones donde el trío murciano muestra su gran polivalencia sonora, donde las canciones guitarreras se alternan de forma dinámica con otras más melódicas conforme avanza el disco, siempre con hueco para alguna "rareza", y donde las letras suelen estar marcadas por un tono irónico y surrealista, compañero habitual de viaje a lo largo de su trayectoria. El disco, en cuya grabación contaron con la colaboración de Carlos Campoy, Santiago Campillo (Los Lunáticos, ex Mclan) o Joaquín Talismán, entre otros, lo edita Perdición y Santo Grial se encarga de la distribución.
por Lorena Perales
Rock y pop clásico, atemporal y en ocasiones reivindicativo es lo que proponen Los Marañones en su séptimo disco. Estrujando la fórmula mágica, los murcianos salen airosos con temas como El mundo al revés abriendo el disco o Japón, una pieza cargada de groove y buen rollo que te pone la sonrisa en la cara. Atrapado (corte 3) bien podía ser un tema de los valencianos Doctor Divago en su vertiente más roquera y Esquizofrenia (corte 6) tiene ese aire sixteen que le confiere el moog. Para la siete, Lo diré, citaré a otros valencianos irreductibles como lo son Caballero Reinaldo, por la faceta teatral y cabaretera. Y así hasta llegar a Soy minero, el tema hardcore del disco, donde Los Marañones dejan escapar su vena más rocandrollera.
El mundo al revés no es un disco convencional, encuentras rock, groove, pop y hasta psicodelia bailable y sin lugar a dudas te reconforta en cada nueva escucha.
por Jose Antonio Menor
Veteranos del rock, compañeros de viaje de Los Enemigos, Deltonos o los primeros M-Clan, los Marañones tienen ganas de seguir dando guerra y, tras dieciséis años de carrera, se lanzan con la energía y la ilusión de un debutante a defender que el mundo está al revés. Y si no lo está, se entregan para ponerlo patas arriba con "El mundo al revés", su último disco.
Un disco en el que presentan trece temas correctos, que traen ecos de la música de antes, música de esa que se hacía sobre una base tradicional de bajo, guitarra y batería. Un sonido que, para algunos, pecara de un exceso en la recreación nostálgica, y que, sin lugar a dudas, entusiasmará a los amantes del rock más cercano al pop de la década pasada.
Producido por los propios Marañones (en su nueva formación de trío tras la salida de Joaquín Talismán del grupo), "El mundo al revés" es un disco correcto, sin grandes alardes ni artifios, que fue grabado en el 2002 y que ha tardado un par de años en ver la luz, por culpa de la tan manida crisis en la industria discográfica.
Entre los cortes del disco, destacan sobre el resto de temas, las dos composiciones que, en principio, parece que son las que más se alejan del "universo Marañón" y que no son otras que "El sonido del silencio" y "Dónde estará" (un auténtico experimento por su acercamiento a la electrónica).
En cualquier caso, se nota la mano de sus autores y su "marca de paternidad" está presente a lo largo de todo el disco, a pesar de la extensa nómina de colaboradores (o gracias a, que uno no sabe si es más una cosa que la otra). Hasta ocho músicos se cuentan en créditos como colaboradores, pero es que, más allá de la relación profesional, se trata de amigos de toda la vida como el propio Joaquín Talismán o Santi Campillo (ex guitarrista de M-Clan y hoy en los Lunáticos).
En definitiva, un disco altamente recomendable para todos aquellos que vibraban con la banda de Josele, Fino y compañía, aunque pueda resultar un poco difícil de digerir para aquellos que no sepan de qué banda hablamos... que alguno habrá.
por Nando Caballero
Conocí a Los Marañones hace 5 años con Shangri-LA, su anterior disco, y rápidamente me hice fan. Rock sin (aparentes) pretensiones, bien grabado, bien construido, con unas letras interesantes y en castellano. Todo los ingredientes que me gustan en un grupo. Por azares de la vida (y por culpa de Zappa), conocí a través del ordendor a Román, bajista de Los Marañones. Durante este tiempo he disfrutado de los mensajes de Román en La liZta, he conseguido casi toda la discografía del grupo y he esperado. He esperado nuevas noticias y, al fin, estas han llegado. Han llegado en forma de disco, como las buenas noticias, y han llegado en forma de canciones redondas, que continúan sin grandes pretensiones pero que se hacen grandes ellas solas, como por arte de magia.
Un disco que gusta más a medida que lo vuelves a oir una y otra vez es un gran disco. Eso es una verdad como una catedral y a mi me pasa exáctamente eso con este que, en mi opinión, es el mejor de toda la discografía del grupo. Primero porque se nota que ha sido grabado tranquilamente, sin prisa y segundo porque las canciones están muy bien escritas y hay una variedad de ideas dentro del disco que no es usual en los trabajos de rock.
por Pepe Cunha
O seu primeiro álbum data do 1989, polo que podemos falar de que en tres lustros acumularon moitas táboas (como Los Marañones, en formacións de versións ou acompañando a bandas máis recoñecibles como Los Enemigos), sentido do humor e bo gusto. Nun novo traballo ofrecen 13 composicións variadas dentro dunha proposta máis ben clásica de pop-rock, algunhas veces con tintes funk, cabareteiros ("Lo diré")e ata electrónicos en "Dónde estará". Temas redondos, con moito gancho como "Esquizofrenia", "Atrapado", contundentes como "Soy minero" inspirado no "Heart of Gold " de Neil Young. Outro bo álbum que inxustamente pasará desapercibido. Autoproducido e editado por Perdición.
por Fermín Gámez
Este es el séptimo disco de los veteranos Los Marañones, "El mundo al revés"; después del aclamado "Shangri-la" cinco años han tardado en recuperarnos su trabajo y nos demuestran que su forma de entender la música no cambia, dentro de su propio mundo compositivo se defienden de este mundo al revés con honradez y con estilo.
A los Marañones lo que menos les importa es el continente y van directamente al contenido paseándose por diferentes estilos, haciéndolos inclasificables y únicos.
Producido por ellos mismos y grabado, mezclado y masterizado en SC records (Murcia) entre marzo y noviembre de 2002 (vemos que es un disco que se ha hecho esperar en su salida). Con una portada que demuestra la unión del grupo (la composición de caras de los componentes) y que nos recuerda vagamente al "Forever changes" de Love.
Temas rotundos como el que titulo al álbum "El mundo al revés" o "Atrapado" nos dan la capacidad rockera de la banda, mientras que otros como "Japón" nos recuerdan el buen humor y el saber hacer de gente como Sergio Makaroff.
El intimismo de "Estás sola" se nos mezcla con su letra que empasta perfectamente con la sensación que nos produce la canción ("..qué importa, no hay nadie que sepa como te sientes..).
Pero quizá sean canciones cono "Soy minero" (ese guiño a Neil Young) o "Bla, bla, bla" los que mas demuestran el sentido irónico de la música de Marañones, que es música y sólo eso con un sentido del humor y del saber estar únicos a través de sólo música, sólo música sin caer en los manidos estilos, sin tener que dar cuentas a nadie, con la dignidad que pocos grupos logran alcanzar.
Aquí está "El mundo al revés" y sus trece cortes de manga para demostrárnoslo.
por Shan Tee
No son unos recién llegados, ni mucho menos. "El mundo al revés" supone nada menos que el séptimo disco de su carrera, algo de lo cual pocos grupos pueden presumir.
He de decir, sin embargo, que este disco me ha dejado un poco frío. Practican un pop-rock prehistórico con aires beat y hasta hippies, lo cual no tiene por qué ser malo a priori, pero que no termina de engancharme. Tienen ese aire retro de ritmos tranquilos y con un Hammond que nos trasporta a la época primigenia del rock.
El disco es variado, dentro de los parámetros mencionados. Se mueve entre temas más rockerillos (sin exagerar) como la propia "El mundo al revés", "Atrapado" y su guitarra chapoteando al más puro estilo Keith Richards o "Soy minero" con un estilo guitarrero inspirado en Neil Young. El resto, melodías pre-poperas blanditas y unas letras que intentan darle un valor añadido al disco, pero que a veces le hunden aún más: "Quiero vivir en Japón con una novia japonesa que me diga sayonara y me haga cosas feas" ("Japón") o "Empiezo a estar de ti hasta los huesos" ("No me llames"). Yo hubiera terminado la frase con otra palabra.
Aún así, el disco tiene sus alicientes. El empleo de sección de viento es curiosa y le da más colorido y originalidad a los temas, como en las tranquilas "Estás sola" y "El sonido del silencio" o la breve "Lo diré".
Si me tuviera que quedar con un tema, sería definitivamente con "Esquizofrenia", la mejor del disco, de largo. Preciosa introducción al piano, tras el que entran la guitarra y el bajo en una composición con mucho gusto y que combina una melodía sencilla y asequible (quizás demasiado) con unas guitarras "stonianas" y una de las mejores letras del disco.
¿Es suficiente? Pues depende para quien. Yo he echado en falta algo más de movimiento, unas melodías vocales menos melosas y, en definitiva, algo más de rock and roll.
Para gustos, los colores.
Leonardo Cebrián
Hay quien forma un grupo para ligar, otros para desfogar la rabia juvenil, unos cuantos para pasar el rato en el local de ensayo y casi todos para inaugurar una estrella en el paseo de la fama. Pero aparte de ellos también hay músicos que entienden su trabajo como una carrera profesional y una vocación irreversible. Los Marañones entran en esta categoría, en la que se mueven con soltura gracias a sus seis discos previos. Llevan más de quince años dándole fuelle a la escena murciana y han asumido que, tarde ya para triunfar a un nivel masivo, lo mejor es divertirse y que fluya la creatividad en bares y locales de pequeño aforo."El mundo al revés" es un fino divertimento donde suenan como una mezcla entre Alarma y las dos criaturas de Hendrik Roever (Los Deltonos-Hank). Los arreglos y las colaboraciones le dan un aire de buen Rhythm 'n' Blues a este Pop elegante y fluido. Claro que las letras insustanciales también son propias del Pop, y aquí hay más de una...
por tragikosuceso
A un spring del veinte aniversario, Los Marañones alzan bandera. Regresan a codazos entre las trabas del comercio y sus circuitos tendencieros. Con dos años de retraso forzado a tientas de una compañía, finalmente Perdición (hogar vecino de Joaquín Talismán, familia en definitiva) en el regazo de Santo Grial se hacen cargo del sustento. El título ya dice lo suyo, pretendido o no. Más que al revés, el mundo está inclinado, modas de meses, sueños de hora y bandas mito de mediodía que ceden al propio peso y paso del éxito (ventas, popularidad, todo hueco y fugaz), despareciendo silenciados por el mismo auge que les brindó gloria. Y entre aguas, resistencia y dedicación, sin la agonía que a priori vemos desde fuera ni los tropiezos bajo la mala suerte, suyas son las ganas intactas y la diversión despreocupada, unos síntomas de salud inquebrantable. Pero no puede uno entrar a degüello con las nuevas marcas, sin citar en elogios su pasado reciente dejado a los márgenes, a disfrute de inquietos y adictos. La Revolución (rock mayúsculo, blues trotamundo, ecos pop y adicción enfermiza) como una de las cimas del historial patrio, la mutación pop definitiva de de Shanrgri-la y Matando el Tiempo, el directo recluta fieles y las lejanías r&b (Quiero Bailar Agarrao y Experiencia Negra) sólo certifican su posición, formación emblemática de nuestro país, referente y baremo ¿sólo hablamos de rock? ¡ja!.
Este ayer y hoy vive en El Mundo al Revés, aunque nada es lo que fue ni se lo plantean. Aquí la estela pegadiza continua imparable, cánticos de ducha y silbido despistado, como a los que se presta Japón ("...quiero vivir en japón, en un piso de papel, con un bonsai en el hall y beber licor de arroz...") o estás sola (¡nuevos tiempos!) van varios escalones arriba del actual descalabro nacional . Quizá tanta despreocupación borre algo siempre insigne en Los Marañones, los textos. Pierden peso en favor de la melodía pero de su sencillez bordan alguna gorda. Sirva no me llames, historia común de muchos: "Si me llamas no sabré que contestarte, si preguntas ¿qué te cuentas, cómo estás?, yo te diré contento de escucharte y es mentira si te digo la verdad. No me llames..." Las tímidas incursiones en el barrizal electrónico no saben a pinchazo rotundo, ya es mucho, pero flaquean y hacen tambalear el conjunto, donde estará o bla bla bla se las podían haber ahorrado ciertamente, y es que parece tarea obligada hoy calzar alguna canción con el gorgorito trillado de la década, hasta Los Marañones caen en el juego, ¿más diversión? Hace calor, el mundo al revés, soy minero... representan el tirón incontestable de siempre, rock a todas bandas garantía del gran trío melómano. Y aquí vuelve la rendición plena, la sonrisa deudora y el agradecimiento más sonoro por no marcharse en tiempos rancios y brindar otro disco destinado a quemarse en escuchas.