Los Marañones - Historias sin principio ni final

Historias sin principio ni final

(Perdición PER1201, 2012)

 

  1. La hora de la revolución (Perpén/Bañón/Jiménez)
  2. La buena vida (Perpén/Bañón/Jiménez)
  3. Otro verano lento (Perpén/Bañón/García)
  4. Volando al fin (Perpén/Bañón)
  5. Historias sin principio ni final (Perpén/Bañón/García)
  6. El diablo vino a mí (Perpén/Bañón/Jiménez)
  7. Perdiendo la cabeza (Perpén/Bañón)
  8. El hombre del melón (Perpén/Bañón/Muñoz)
  9. La carretera al sur (Perpén/Bañón/García)
  10. La jungla de mi barrio (Perpén/Bañón/Jiménez)
  11. Paisa, eres impecable (Perpén/Bañón)
  12. Sin remedio (Perpén/Bañón/García)
  13. Luna de abril (Perpén/Bañón/Jiménez)

 

Producido por Miguel Bañón

Miguel Bañón: guitarras, armónica y voces
Carlos Campoy: piano y órgano
Román García: bajo
Pedrín Sánchez: batería y percusión

Grabado en Murcia entre marzo y septiembre de 2012
Sonido: Miguel Bañón y Alberto Belando
Mezclado y masterizado por Miguel Bañón

Portada: Román
Fotos: Inma Alcázar

 

La hora de la revolución

(Perpén/Bañón/Jiménez)

Veo la calle desde mi asiento,
coches que pasan, niños corriendo,
pido café, me tengo que despertar.

Leo en la prensa una noticia,
miro la hora, no tengo prisa,
pienso en tu voz
y empiezo a recordar.

Cosas del pasado,
planes entre tú y yo,
todo se quedaba
en nuestra imaginación,
los estudiantes beben
Coca-Cola en Tiananmen,
esta vez, puede ser.

Me he peleado con la tostada,
mientras afuera suenan campanas,
llega la hora de la revolución.

Cualquier detalle
me recuerda que no estás,
bajo la mirada,
leo de nuevo el titular,
los estudiantes acampando
en la Puerta del Sol,
otra vez, pienso yo.

Dejo la prensa sobre la mesa,
voy a la barra, pago la cuenta,
llega la hora de la revolución.

 

La buena vida

(Perpén/Bañón/Jiménez)

Viva la buena vida,
brisa de atardecer,
paseo en la playa,
al hombro la toalla,
recordando que tú no estás.

Viva la buena vida,
chicas en bañador,
calor de verano,
la arena en mi mano
me recuerda que tú no estás.

En la playa tumbado al sol,
me pongo muy triste
pues tú ya te fuiste,
y ahora tienes que trabajar.

Dicen que soy un golfo,
ganas de criticar,
si no está presente
tu cuenta corriente
y aún lamento que tú no estás.

Tú te marchaste
y ya no sé qué hacer,
tú me dejaste sólo en el hotel.
Vuelve, querida,
que ya no sé qué hacer,
amo la buena vida
como un marqués.
¡Qué bien vivir sin trabajar!

 

Otro verano lento

(Perpén/Bañón/García)

Otro verano lento
y todo está desierto,
parece que en esta ciudad
solo estemos tú y yo, tú y yo.

Bajo este cielo abierto
se ha detenido el tiempo,
quisiera poder pasear
por tu mundo interior.

En el silencio
que flota en el aire
comienza a subir el calor.
Vente conmigo a la sombra
que escuche
el sonido de tu corazón.

Ahora que estamos solos
quiero contarte algo
pero me faltan palabras,
no sé qué decir,
yo soy así.

 

Volando al fin

(Perpén/Bañón)

Partí hacia el sol
pero sin dirección,
volando al fin,
volviendo a ti.

Dónde está el norte,
no te puedo decir,
de qué manera
hemos llegado hasta aquí,
todo irá bien,
confía en mí.

Nada está previsto,
todo puede pasar,
sólo tengo que dejarme llevar
flotando entre Centauro y Orión.

Voy de aquí para allá,
no tengo dirección,
saludo a la luna,
toco el sol.

Voy de aquí para allá,
no tengo dirección,
y a las estrellas
digo adiós.

 

Historias sin principio ni final

(Perpén/Bañón/García)

Cuentan que un hombre misterioso
de la nada trajo una canción.
Es difícil de creer,
difícil de creer,
pues ya nadie recuerda qué cantó.

Cuentan que hace mucho,
mucho tiempo
las guerras se perdían por amor.
Es difícil de creer,
difícil de creer,
quizá si hace tanto tiempo,
¿por qué no?

Si así lo dicen, así será,
posibilidades hay para cansar,
hay tanta historia de aquí y de allá,
que al menos una será verdad.

Cuentan,
y dicen que es secreto,
pero lo sabe todo el mundo ya.
No paran de contar,
no paran de contar,
historias sin principio ni final.

 

El diablo vino a mí

(Perpén/Bañón/Jiménez)

Al diablo me encontré en la calle,
se acercó derecho hacia mí,
saludó y me dijo: "Hola, hombre,
no te engañé, soy lo que ves".

Por la noche conocí a un ángel,
se tomó una copa junto a mí,
cuando pregunté me dijo: "Sabes,
no te engañé, soy lo que ves".

Ahora que no estás
no te puedo olvidar,
siento que tal vez
la ocasión regresará,
sólo somos gotas
en el ancho mar.

Siempre que te veo me pregunto
si algún día tú comprenderás
que esta historia
fue un error absurdo.
No te engañé,
soy lo que ves.

 

Perdiendo la cabeza

(Perpén/Bañón)

Puedes ver que
no me puedo concentrar,
y si pienso ya no sé lo que pensar.
Esta vez estoy perdiendo la cabeza.

Como ves he despedido a la razón
porque discrepaba con el corazón,
no paraban de pelearse
ni un momento.

Aún recuerdo cuando
todo era normal,
comportándome
como un tipo cabal.
Ahora nada tiene ya
ningún sentido.

Pero tengo que admitir
que estoy mejor,
no hace falta que
llamemos al doctor,
sólo es que estoy
perdiendo la cabeza.

 

El hombre del melón

(Perpén/Bañón/Muñoz)

Soy el hombre del melón
porque me ha tocado a mí,
yo no lo quería pero al fin
yo soy el hombre del melón.

Sonriendo entré
como un loco en su salón,
señoría, fue un mal trago.
Me dijeron que
no podría sostener
el placer de mis fracasos,
ya no sé.

Dígame qué puedo hacer,
la torpeza no la vi,
la fianza ayer me la bebí,
no lo tenga en cuenta usted.

Y, si no es mucho pedir,
dígale usted al alguacil
que me deje equivocarme,
y recuérdele
cuando más de alguna vez
fuimos ambos temerarios,
yo lo sé.

 

La carretera al sur

(Perpén/Bañón/García)

Salgo muy temprano,
cuando asoma el sol,
busco el horizonte y me voy...

La carretera al sur,
donde el cielo es azul todavía.
Voy a volver allí,
pasaré a por ti,
la recorreremos de nuevo
juntos los dos.

La carretera al sur,
donde el cielo es azul como ayer.
Donde ya no hay ley,
nos podemos esconder,
empezar de nuevo,
olvidarlo todo y vivir.

Ven junto a mí,
si no pueden encontrarnos
no podrán hacernos daño
nunca más.

 

La jungla de mi barrio

(Perpén/Bañón/Jiménez)

En la jungla es normal
que conozcas animales.
No son gallinas ni burros,
voy a explicarte cuáles.

En la jungla hay leones
que perdieron su melena,
loros grises, monos tristes
y hasta alguna hiena buena.

Qué bien vamos a pasarlo
en la jungla de mi barrio,

Hay de todo en esta jungla,
también muchas malas lenguas.
Ten cuidado, no te juntes
con serpientes y culebras.

En la jungla me escondía
pero me cansé de esperar.
Ahora cazo alimañas
alguien lo agradecerá.

 

Paisa, eres impecable

(Perpén/Bañón)

Aunque sientes que
tu vida es intachable
y no dejas escapar ningún detalle,
no lo puedes evitar,
estás fuera de lugar
porque, paisa, eres impecable.

En tu vida todo debe ser perfecto,
actuando más allá de lo correcto,
pues no existe nada ya
que te puedan censurar,
y es que, paisa, eres impecable.

Pero nadie sabe comprenderte,
acariciando una idea genial.

Y te alegras de vivir de funcionario
y de ser el más formal
de todo el barrio,
ya no puedes escapar
de tu jaula de cristal,
porque, paisa, eres impecable.

 

Sin remedio

(Perpén/Bañón/García)

Lo hice bien, lo hice mal,
lo hice a veces regular,
pero fue por ti y por nadie más.

Si te engañé fue sin querer,
pero tú perdóname,
yo ya te perdoné más de una vez.

Sin remedio, sin remedio.
Tú ya sabes que te quiero.
Sin remedio, sin remedio.
No te lo tengo que decir.

Me gustas tú, lo sabes ya,
y casi más cuando no estás.
Es algo difícil de explicar.

Si faltas tú, no sé quién soy,
y si apareces ya no estoy.
Son las paradojas del amor.

 

Luna de abril

(Perpén/Bañón/Jiménez)

Se está enfriando el sol,
azul es su color,
invierno de metal,
mentira es verdad.

Confundes mi razón,
despiertas mi pasión,
no puedo comprender
qué me hace enloquecer.

Oh, luna de abril,
no me hagas mal,
no seas así.

Lujuria es tu piel,
locura es lucidez,
borracho estoy de ti,
licor de frenesí.

Qué es lo que puedo hacer
para calmar mi sed,
si has de regresar
el tiempo lo dirá.

 

 

Los Marañones